noviembre 09, 2011

De chicos, la historia la vamos midiendo en paquetes de caramelos, en vueltas de calesita, en vainillas remojadas en un vaso de leche para la merienda.
De más grandes, en "vayamos a vivir juntos", "quiero que conozcas a mis amigos", ansiedad de nuevas citas (en la que combinan los zapatos con la lencería), y adioses sostenidos entre mocos y fallidos anzuelos.
El primer beso, la primera casa, el primer sueldo, las primeras vacaciones, nada tienen que ver con el slogan de que somos míseros mortales.